La Ministra Cristina Narbona condiciona la construcción del embalse de Caliao / Caleao a los resultados del estudio sobre aguas subterráneas en Asturies y que se conocerán en los próximos meses. Desde la Plataforma y los planteamientos de la Nueva Cultura del Agua se considera que el problema no está en buscar nuevos suministros de agua sino en consolidar una gestión racional del agua que tenga como pilares fundamentales el ahorro y la optimización del recurso
La Ministra Cristina Narbona, en declaraciones a la prensa, se refirió al estudio que realiza el Ministerio de Medio Ambiente para conocer el volumen y la viabilidad del aprovechamiento de las aguas subterráneas en Asturies. Anunció que el resultado se conocerá en pocos meses (advirtamos que también en pocos meses será la convocatoria electoral para las comunidades autónomas y ayuntamientos). En esa fecha de publicación del estudio declaró que “sabremos si no es necesario hacer el embalse de Caleao”. Por tanto, la Ministra condiciona la construcción del embalse a las aguas subterráneas y plantea claramente la disyuntiva aludida.
La Plataforma va más allá de esta disyuntiva y considera que serían necesarios otros estudios adicionales. En Asturies la industria consume gran parte de los recursos hídricos y utiliza en buena medida agua de primera traída, apropiada para consumo humano, después de su uso es vertida al medio. Un derroche que plantearía la necesidad de reutilizar el agua en el proceso industrial o procedente de depuradoras, obteniendo un importante sistema de ahorro. Lo mismo se diría en las tareas de limpieza urbana de nuestros ayuntamientos. También se deberían considerar las pérdidas en el suministro, Izquierda Unida, en contestación a la Ministra, habló de pérdidas de hasta un 30% comparándolas con el volumen que generaría la presa de Caliao. Se deberían considerar a su vez los costes del agua, ajustando su precio con el fin de penalizar su derroche y gravar los consumos más altos. Así como políticas de ahorro que se han mostrado notablemente efectivas para reducir el consumo en diversas ciudades europeas.
Con todo ello, para la Plataforma, las aguas subterráneas quedarían como un recurso utilizable en momentos de emergencia o periodos de sequía: más un reservorio que un sistema regular de abastecimiento. El agua sería así un recurso más cuyo consumo no puede plantearse con perspectivas ilimitadas sino dentro de parámetros de racionalidad y de gestión integral.
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