jueves, 16 de agosto de 2007

Las alternativas que la Consejera no quiere ver

Caliao no tendrá alternativa si desde el Gobierno Regional continúan empeñándose en gestionar el agua como un simple recurso, al modo tradicional, obviando que el reto de la sostenibilidad exige gestionar los ecosistemas en su conjunto, teniendo en cuenta los múltiples servicios ambientales y sociales que nos proporcionan y donde el precio no debe prevalecer sobre el valor. Un artículo de Beatriz González Fernández y Gloria García Nieto, integrantes de la Plataforma, en respuesta a las declaraciones de la Consejera de Medio Ambiente y Desarrollo Rural.

La Consejera de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Belén Fernández, afirma en una reciente entrevista publicada en La Nueva España (11-8-07) que impulsará una nueva gestión del medio ambiente pionera en Europa. No lo dudamos... si por pionera en Asturias se entiende lo que ya resulta obsoleto en otros lugares. Mientras Europa y Estados Unidos (sin afirmar que sus políticas sean modélicas) llevan ya tiempo tratando de conservar lo que les queda de naturaleza inalterada –ríos vivos, costa no urbanizada, montañas no colonizadas por el turismo,...- e incluso recomponiendo espacios degradados –demolición de presas, recuperación de cauces con sus bosques de ribera, cuestionamiento de infraestructuras viarias,...-, en Asturias las políticas desarrollistas pasan por agotar lo que tenemos, siendo claramente continuadoras de un pasado que nunca se planteó la sostenibilidad, propias de gobiernos que buscan réditos inmediatos sin importarles el legado a las generaciones futuras.

Decir hoy que “el embalse de Caleao es necesario y no hay alternativa mejor”, sólo muestra ignorancia o... sumisión ante quien realmente mueve los hilos del poder: el capital del hormigón y la energía y no la ciudadanía.

Los estudios previos (de impacto ambiental, de demanda, de aguas subterráneas...) no se han terminado, pero la Consejera ya sabe que Caliao es la mejor opción, ¿para qué hacerlos e invertir dinero público en ellos si su sabiduría es infusa? La experiencia nos dice que los “estudios” que se realizan para ejecutar obras impactantes responden a las expectativas de quien los encarga, y la Consejera así parece confirmarlo.

Según ella sería más cómodo no hacer el embalse y nos lo viste como un sacrificio necesario. En realidad es la postura más cómoda y así lo pone de manifiesto cuando alude a que se aprovecharía el sistema de distribución de Tanes-Rioseco y a la supuesta eficiencia energética derivada de su situación en el alto Nalón.

Si realmente quisiera hacer una gestión responsable y “algo” pionera, menos cómoda pero mucho más rentable social y ecológicamente para el presente y el futuro de Asturias, debería comenzar por poner en marcha medidas eficaces que fomenten el ahorro en el consumo. La Consejera afirma que “la demanda de agua en Asturias aumenta de forma constante desde 1999”. Resulta imprescindible discernir entre apetencias y necesidades y además le recordamos que la demanda no es un parámetro fijo, sino función que puede y debe ser modulada. Como ejemplo basta señalar que mediante campañas de sensibilización en las escuelas, simbólicas políticas de precios y sustanciales mejoras en la red de abastecimiento, el Ayuntamiento de Gijón redujo en dos años el consumo de agua en un 6%. Otras ciudades han logrado reducciones en el consumo superiores sin disminución de la calidad de vida y con incremento de la población (Barcelona, Zaragoza, Frankfurt, etc.).

Además se han de tener en cuenta los diferentes usos del agua (a distinto uso distinta calidad) promoviendo la reutilización en el ámbito industrial y urbano. Más del 47% del agua potable es consumida por el sector industrial, sobre todo metalúrgico, en el área central de la región, a lo que habría que añadir el gasto en riego de jardines y baldeo de calles. El impulso de instalaciones eficientes tanto en la red de distribución como en los edificios debería ser otra línea de actuación.

Por otra parte, mantener e incentivar las actuales captaciones locales y apostar por otras nuevas contribuiría a descentralizar el abastecimiento y con ello reduciría la vulnerabilidad a la contaminación, averías o catástrofes, que supone depender de un único sistema (Caleao-Tanes-Rioseco).

La supuesta eficiencia energética alegada es inexacta ya que en el balance final no se computan ni los costes energéticos propios de la construcción de la presa ni los difícilmente cuantificables costes medioambientales, sociales y emocionales. Además, para que el balance le salga positivo necesita de los beneficios que generaría la producción eléctrica de la central que conllevaría la presa, objetivo éste, siempre oculto, que nos lleva a cuestionar si lo fundamental es el abastecimiento de agua o la producción energética para la exportación –prioridad de este gobierno-.

Respecto a la calidad, la Consejera parece ignorar que aquella empeora notablemente cuando las aguas quedan estancadas, como es el caso de un embalse, y requieren intensificar los tratamientos posteriores de potabilización. Además, es previsible que durante la construcción del embalse se produzcan vertidos a los cauces fluviales. También aquí la experiencia nos dice que las medidas correctoras de impactos previstas en los proyectos de grandes obras rara vez son llevadas a cabo con los resultados esperados. También se debe mencionar la alta vulnerabilidad a la contaminación que presentan los embalses; en el PRUG del parque de Redes se reconoce la “sensibilidad a la contaminación por nitratos de las aguas del sistema de embalses de Tanes-Rioseco”.

Ciertamente Caliao no tendrá alternativa si desde el Gobierno Regional continúan empeñándose en gestionar el agua como un simple recurso, al modo tradicional, obviando que el reto de la sostenibilidad exige gestionar los ecosistemas en su conjunto, teniendo en cuenta los múltiples servicios ambientales y sociales que nos proporcionan y donde el precio no debe prevalecer sobre el valor.

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